
En fin, vamos a la ópera. Este Don Giovanni se estrenó también en 1787, pero antes, y en Venecia. Lorenzo Da Ponte debió inspirarse, y mucho, en el texto de Giovanni Bertati, porque la estructura del libreto es asombrosamente parecida, con idénticas escenas e incluso diálogos. Eso sí, Da Ponte delineó bastante mejor a sus personajes (aquí Donna Anna sale al principio de la ópera y no vuelve a salir más), siendo imposible compararse la calidad de ambos libretos. La música está más anclada en el pasado, con pocos números de conjunto y la típica sucesión de recitativos y arias, algunas de ellas con estructura aún muy barroca.
Don Giovanni, aquí tenor, fue Agustín Prunell-Friend, "nuestro Bostridge nacional" por lo que leí en su currículum. Su voz será desde luego mejor para lied y oratorio, con una proyección escasita y mucha nariz de por medio. Muy conseguido el Pasquariello (en Mozart Leporello) de Alfredo García, que sin una voz muy allá se hizo con los mayores aplausos por su vitalidad en escena. Joan Martín Royo fue un lujo cantando una sola aria, la del Masetto (que aquí se llama Biagio).
No entiendo muy bien cómo se llego a planear la distribución femenina, porque la mejor cantante de todas fue la que menor papel tiene en la ópera. Maria Espada, que ya demostró su buen hacer con los tonos humanos hace unas semanas, salió arrebatadora plantando cara a Don Giovanni, y con ese temperamento habría sido mejor Donna Elvira que María Rodriguez, muy poco refinada para este repertorio y que pinchó en sus dos arias. Raquel Lojendio, Maturina ahora y Zerlina en el próximo "Don Giovanni" del Maestranza (abril 2008) fue el único acierto en el reparto de roles, con una voz de ligera agradable. Muy fuerte traer a Lola Casariego para cantar dos recitativos y un número final...
¿Os imagináis una escena en la que Donna Elvira y Zerlina (o Maturina) se pelean por Don Giovanni? Pues no hace falta hacerlo, aquí la tenéis.
Espléndida y llena de brío la dirección de Pablo González, asistente de Colin Davis y un valor español (es de Oviedo) que deberíamos tener en cuenta.
Y la puesta en escena, pues regulín nada más. Cuando el presupuesto es escaso, intentar ir por la via figurativa, con vidrieras art noveau cutres y muebles que hasta desde lejos se ve que vienen de baratillo no creo que sea la mejor opción. El vestuario inteligente, inspirado en los años veinte, habría lucido más con una concepción abstracta, en mi modesta optinión.
Y bueno, después del aperitivo, este fin de semana, ópera con mayúsculas. Mañana "Los Troyanos" en Ginebra (Anna Caterina, allá voy!!!) y el domingo "Andrea Chénier" en Barcelona. Ya os iré contando...